Se cuenta en esta tierra que una vez, hace ya bastante tiempo atrás, los sabios de un pueblo montañés, partieron rumbo al paraíso, en el confín del océano, y llegaron a una ciudad de murallas de cristal, donde el aire era fragante. Ciervos de plata y caballos de oro bajaron a recibirlos y los condujeron a un árbol en cuyas ramas había más pájaros que hojas. Un día entero pasaron en el paraíso. De vuelta a su pueblo, los sabios buscaron en vano a sus discípulos y amigos, pero sólo hallaron unos nuevos sabios, un nuevo pueblo y un nuevo círculo de amigos. Ya no conocían los lugares, ni los hombres, ni el lenguaje. Derramando lágrimas se contaban unos a otros sus experiencias, pues ya no tenían pueblo, ni gente conocida.
Así, fueron creando un círculo cerrado, al que llamaron hermético, sufriendo la soledad del no saber compartir y enseñar el paraíso al que habían visitado, y vivido.
Hay personas, que por dejar de compartir experiencias sublimes, por temor a lo que piensen los demás, dejan de lado, algo tan alado como jugar con la imaginación y ayudar a otros a desarrollarla y hacerla real.
Un cuento más…
domingo, noviembre 18
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1 comments:
Es cierto, cuan importante es una mano gentil hacia el amigo .Una accion o un gesto desinteresado.
Deberiamos replantearnos mas seguido este tipo de cuestiones con ejemplos simples pero profundos como este.
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